Paneuropa España
Carta del presidente

Carta

Dº. Florentino Portero

Dº. Florentino Portero
Presidente del Comité Español
por la Unión Paneuropea

Todos somos conscientes de que estamos viviendo un cambio de época y que ello implica que paradigmas e instituciones establecidos tras la II Guerra Mundial estén en cuestión. Unos se adaptarán a los nuevos tiempos, otros desaparecerán. En todos los casos la transición será difícil, representará un reto tanto para la convivencia como para la gobernanza. Paneuropa España acepta el reto, desde su propia identidad e historia.

Paneuropa surge tras los desastres provocados por la I Guerra Mundial, cuando ya resultaba evidente para algunos que el Viejo Continente tenía que dar un paso adelante que le permitiera superar los síntomas de descomposición cultural y social.

Sólo desde una clara afirmación de la dignidad humana, entendida en el marco de la tradición judeo-cristiana, y de la cultura europea en su sentido más amplio se podría superar aquella situación, caracterizada por el auge de los nacionalismos y las tensiones derivadas de la “cuestión social”. No fue posible. Sólo tras la ruina física y moral derivada de la II Guerra Mundial se pudo avanzar en el proceso de integración continental, fundamento de la etapa de mayor prosperidad y justicia social jamás vivida por las sociedades europeas.

El nacionalismo ha vuelto, así como las dudas fundadas sobre la futura estabilidad de las clases medias y del “estado de bienestar”. La Globalización y los primeros efectos de la IV Revolución Industrial están detrás de esta nueva situación. El futuro es oportunidad si se sabe enfrentar con inteligencia y desgracia si se rehúye el conjunto de retos que conlleva.

Si tras dos guerras mundiales fue esencial integrar el continente desde una visión común de la dignidad humana y de la identidad cultural europea lo será aún más en esta nueva época.

Un planeta más integrado requiere de una Europa más unida y consciente del legado humanista que representa. Una mayor integración sin el fundamento de una cultura común sería un cascarón institucional sin sentido.

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